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El ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, ha comentado con satisfacción que este tercer trimestre las ejecuciones hipotecarias han caído casi en un 60%. Un dato que ha calificado de muy positivo, ya que significa que los costes sociales que nos ha dejado la crisis comienzan a quedarse atrás. En la entrada de hoy vamos a hablar sobre esta noticia tan importante y su incidencia en la compraventa y alquileres de viviendas.

¿Qué es una ejecución de hipoteca?

Se trata de un proceso ejecutivo mediante el cual una vivienda hipotecada debe venderse debido a un incumplimiento de las obligaciones contraídas. El procedimiento es rápido y transparente, casi siempre a través de una subasta pública, para así hacer efectivo el valor de la casa y afrontar al pago de dichas deudas. Una vez vendido el inmueble y recibido el dinero el deudor o deudores hipotecarios, la suma restante se devuelve al propietario de la vivienda.

Es significativo que no se dé a conocer el importe de la deuda en sí, ya que solo se tiene en cuenta si existe una hipoteca y algún impago. En este sentido, no importa el motivo de esta situación, que para ser resuelta requerirá de un segundo procedimiento aparte. Esto se hace para otorgar mayor seguridad legal al acreedor y permitirle cobrar antes.

Consecuencias de no hacer frente a una ejecución hipotecaria

En nuestro país, las leyes que regulan las ejecuciones hipotecarias son bastante estrictas si las comparamos con el resto de Europa o Estados Unidos. Si un propietario es incapaz de afrontar los pagos puede llegar a perder su casa, así como todos los bienes a su nombre, ya que el banco está capacitando para embargar todos sus activos e incluso las cuentas bancarias. ¿Por qué? El motivo es que se considera al dueño responsable de la deuda de manera ilimitada.

La caída de las ejecuciones hipotecarias y la recuperación económica

Las palabras de Luis de Guindos han tenido lugar aprovechando la reunión de ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo. Ha comenzado su ponencia recordando que cuando llegó al cargo había sobre todo dos graves situaciones sociales: las desorbitadas cifras de ejecuciones hipotecarias y el problema de los preferentistas, algo que se solucionó según sus palabras en un alto porcentaje.

La caída de las ejecuciones de viviendas habituales es excelente no solo desde el punto de vista económico, sino también social, ya que supone un impulso tremendo para la economía volviéndola más dinámica y competitiva. Según los datos publicados en el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el tercer trimestre de 2017 la cifra se situó en 1584 ejecuciones, un 43% menos que el trimestre anterior y casi un 60% por debajo de hace un año.

En este sentido, el número de parados disminuirá también con respecto a 2016, algo que nos permite ser más optimistas de cara al futuro y pensar en una total recuperación económica. El crecimiento está situado en torno a un 3% y parece que este porcentaje se va a mantener estable por el momento.