Vender tu casa es una de las decisiones más complicadas que puedes tomar en la vida, ya que además de cuestiones económicas implica temas emocionales que pueden echarnos para atrás. Sobre todo, si la operación se debe a una necesidad imperante y no obedece a un deseo personal. En la entrada de hoy vamos a hablar de los temores más habituales a los que se enfrentan las personas que ponen en venta su vivienda, así como una serie de consejos que esperamos os sean útiles para superarlos.
Seguro que no consigo venderla
No encontrar nunca un comprador aceptable es la máxima preocupación de los vendedores, que se agrava si se requiere el dinero urgentemente. Para solucionar este problema, nuestra recomendación es que te informes bien de los precios que se manejan en tu zona, especialmente de inmuebles que poseen unas características muy similares al tuyo.
Las agencias inmobiliarias como Pisoplus conocen el mercado local y son la mejor opción para ponernos al día en este tema. Estos agentes también nos recomendarán una serie de actuaciones destinadas a mejorar la visibilidad de nuestra casa, como por ejemplo el home staging, una técnica que se basa en resaltar todos los aspectos positivos y minimizar los negativos.
Y si la vendo me llevará muchísimo tiempo
El tiempo medio de venta en nuestro país es de casi un año, aunque varía en gran medida dependiendo de la zona donde se encuentre la vivienda, su antigüedad y otros elementos. Por esta razón, no es buena idea que pongas tu piso a la venta de forma abrupta, sino que es mejor planteárselo con meses o incluso un año de antelación.
Hay que tener en cuenta que los potenciales compradores ven centenares de fotos de casas por internet cada día. Exacto, para que se fijen en la tuya tendrás que ofrecer algo distinto que capte la atención desde el primer momento. Esto requiere bastante esfuerzo, por lo que los expertos del sector aconsejan que nunca colguemos el cartel de “se vende” si no lo tenemos totalmente claro.
De hecho, en la actualidad el valor de una casa está estrechamente ligado a su apariencia y estado, por lo que un lavado de cara es una inversión relativamente pequeña que podemos amortizar con creces. Y recuerda, el aspecto que tenga tu vivienda ha de ser neutro, sin objetos personales, religiosos o similares, para que el comprador pueda imaginarse viviendo en ella sin problemas.
Me resulta incómodo enseñar mi casa a desconocidos
Es normal, al fin y al cabo en nuestro hogar hemos tenido momentos que quedarán para siempre para el recuerdo. Pero tienes que cambiar el chip y asumir que se trata de una propiedad que está en venta. Para sentirte mejor, puedes guardar tus pertenencias personales, como fotografías y diplomas, para que así nadie pueda verlas. Y ya de paso haz lo mismo con cualquier objeto de valor, por si acaso. Como medida drástica puedes recoger todas tus cosas y vender la casa vacía, aunque por norma general se consiguen mejores ventas cuando ésta se expone con muebles y una decoración minimalista.